Si bien
Cristina recibió influencia del yoga estando en el vientre materno, no fue
hasta alrededor de los 17 años cuando comenzó a practicarlo en forma regular.
“Ha sido una gran herramienta para desarrollar la consciencia y la presencia en
las actividades de la vida diaria, y así mantener mi cuerpo y mente estable
ante las crisis y fluctuaciones del entorno”.
Este último año he incorporado el
yoga en mis actividades laborales con buenos resultados como complemento la
terapia de mis pacientes y como una innovación en el aprendizaje de estudiantes
de kinesiología devela la instructora de
Hatha Yoga y kinesióloga, Cristina Morales, quien imparte esta disciplina en
Rukalihuen.
La profesional nos explica que
la palabra yoga deriva de la palabra sanscrita ”yuj”
que literalmente significa “juntar” o “unir”, así el fin último del yoga es
unir el alma individual con el alma universal. De este modo el Hatha yoga tiene
la finalidad de purificar la mente y el cuerpo.
La
sílaba “Ha” significa “sol” o la energía pránica o vital que gobierna el cuerpo físico, mientras que
“tha” denota la luna o la energía mental (chitta).
Por
conclusión el Hatha yoga une y equilibra el cuerpo y la mente mediante asanas (posturas y movimientos físicos), Prāṇāyāma (ejercicios de
respiración), Śaṭ karmas (técnicas de limpieza), Mudrā-s (gestos o actitudes mentales),nāda (sonido)
y Bandha-s (cerraduras de energía).
El yoga
es uno de los 6 sistemas ortodoxos de la filosofía india. En la filosofía
Védica y en los Tantras en tanto, se dice que tiene sus raíces alrededor de
5000 A.C, sin embargo no existió un texto sistemático de guía para el aspirante
si no hasta 400 A.C cuando la práctica y el conocimiento del yoga fueron
recopilados, coordinados y sistematizados por Maharishi Patanjali en su clásico
trabajo los Yoga Sutras.
Entre los beneficios de practicar Hatha Yoga, destacan su influencia
positiva en la salud y en todos los órganos y sistemas, especialmente en el
sistema nervioso y endocrino. Asimismo ayuda a desarrollar la consciencia
corporal y el alineamiento postural, la flexibilidad, fuerza y coordinación
neuromotora. Mejora el sistema respiratorio, la circulación cerebral y el
sistema inmune.
Cristina
especifica que en sus clases se realizan yoga
asanas o posturas dentro de variadas secuencias de sincronización de la
respiración y el movimiento. Para movilizar la energía vital se trabaja con bandha-s (cerraduras
internas), mudrā-s (gestos)
y kumbhaka-s (retenciones y suspensiones de la respiración),
el uso de mantras (sonidos) y prāṇāyāma (ejercicios
de respiración).
No
existen contraindicaciones para practicarlo, cualquier
persona interesada puede hacerlo y beneficiarse con esta milenaria disciplina
mediante la guía de un instructor calificado, aclara la joven, quien cuenta que
el yoga siempre le fue natural pues sus padres lo practicaban junto con la
meditación trascendental antes de que ella naciera. “De hecho mi madre viajó a
la India a aprender ayurveda cuando estaba embarazada de mi”.
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