Me aproximé al yoga de una forma muy ingenua cerca de los 13 años, pues siempre me llamo la atención la meditación y la vida espiritual, además mi madre practicaba esta disciplina mirando a una instructora por televisión. Puedo decir que en el 2008 me inicie formalmente en el yoga, conocí el asthanga vinyasa y otros sistemas, y entre tanto buscar y conocer decidi irme a Buenos Aires a estudiar, revela Javiera Sanhueza, profesora de Asthanga Yoga en Rukalihuen.
Esta disciplina surge en la India, sus bases provienen del texto sagrado
denominado Yoga Korunta, siendo su mayor representante en los últimos tiempos: Krishnamacharya,
uno de sus alumnos fue Pattabhi Jois, quien es el responsable de dar a conocer
el ashtanga en el mundo, cuenta la instructora.
Explica que Ashtanga significa literalmente 8 miembros, los cuales son
descritos por Patanjali como: yama, niyama, asanas, pranayamas, pratyahara,
dharana, dhyana y samadhi. Patanjali fue quién sistematizo el Yoga como
uno de los 6 sistemas filosóficos de india.
Vinyasa significa movimiento de respiración sincronizada, es decir la
sincronización de la respiración con el movimiento. De esta forma, el ashtanga
vinyasa yoga es un tipo de hatha yoga (yoga físico) que integra en su práctica
y en la vida del practicante los 8 pasos del yoga.
Los elementos fundamentales del ashtanga vinyasa son los puntos de observación (Dristis), la respiración que se emplea denominada Ujjayi (pranayama=técnica de control de la respiración), las llaves energéticas (bhandas) y el vinyasa. La integración de cada uno de estos elementos nos dirige a un estado meditativo, de conexión con uno mismo y con la divinidad absoluta, donde se genera un calor interno manifestado en transpiración.
El ashtanga vinyasa yoga se ordena en grupos de posturas organizadas
coherentemente en 6 series; primaria, intermedia o secundaria y 4 series
avanzadas. Se comienza siempre con la primera serie y no se puede seguir a la
siguiente si no se domina a cabalidad. Según esto, podemos practicar la
primera serie durante toda la vida, contiene todo lo necesario para mejorar y
contribuir positivamente en nuestra calidad de vida.
Es uno de los sistemas de hatha yoga más intensos, complejos y desafiantes,
poniendo nuestra voluntad y fortaleza psíquica a prueba a cada instante, pero
una vez que entendemos como evoluciona nuestra práctica, nos entregamos a ella
devocionalmente.
Entre los beneficios que brinda destacan: toma de consciencia y respeto
por nuestro entorno, estabilidad psíquica y emocional, optimismo, flexibilidad,
autoconocimiento, aumento de la autoestima, junto con eso, al ser uno de los
sistemas de yoga más intensos y completos, trae consigo el aumento considerable
de fuerza, flexibilidad, tonificación muscular y desintoxicación, liberación de
hormonas, asimismo purifica los canales energéticos de nuestro cuerpo, activando
su correcto funcionamiento. Es un excelente sistema para desarrollar firmemente
la voluntad, fortaleza psíquica y reducir la grasa corporal.
En cuanto a las contraindicaciones, Javiera sugiere a quienes padecen de
hipertensión, diabetes o alguna lesión muy grave abstenerse de practicar esta
yoga en primera instancia. En estos casos, lo ideal es partir con Iyengar Yoga
para sanar lesiones y mejorar la condición física, y luego pueden continuar con
Asthanga. El resto de pueden practicarla. “El
Ashtanga Vinyasa es para los jóvenes, los viejos, las mujeres y los hombres,
los enfermos y los sanos, solamente el Ashtanga Vinyasa no es, para los
perezosos”. Sri k. Pattabhi Joi.
En cuanto a las clases son
estilo mysore y algunas son guiadas al mes según las características del grupo
y necesidades. En luna nueva y llena no se practica por el efecto energético
que tienen estas fases lunares, así es tradicionalmente, recalca la joven que se formó
en Argentina, y que confiesa que su vida ha sido maravillosa tras conocer el
yoga: después de las prácticas me siento muy en calma y en paz. Me encanta!.
Realmente me llena desde lo más profundo de mi corazón y espíritu. Me mantiene equilibrada,
más optimista, consciente de mi entorno, de las relaciones y de mi alimentación,
además me ha ayudado mucho a seguir creciendo como persona, como hija y como
pareja.
“Con mi pareja tenemos una escuela de yoga que se llama Yoga Sattwa y
hacemos clases en diferentes espacios, ahora ya tenemos una sala propia
mientras también sigo haciendo clases en el Rukalihuen y en Elefante Blanco”.
Nuestra página web es www.yogasattwa.com y el enlace a facebook es www.facebook.com/yoga.sattwa.
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